Hola!
Llegamos en la
última parte de lo estudio biblico de la aplicación Biblia Online sobre el tema
ansiedad. Yo he aprendido mucho con los consellos del apóstol Pablo y sus
instrucciones para mantener mi alma en paz por medio de la confianza en la
palabra de Dios.
Ella es
garantia a nosotros de una seguridad que solo Dios como nuestro Padre puede nos
dar. Que la paz sea la gran razón para confiar en Dios y me quedar muy
tranquila. Eso es para usted, tambén. ¡Que Dios te bendiga más!
Parte 5 – Final
– En Esto Pensad
Las
instrucciones finales de Pablo en su receita médica para la ansiedad es meditar
en las cosas de Dios. En otras palabras, escoge en que reflexionas. Imagina tus
pensamientos como aviones sobrevolando un aeropuerto muy concurrido. Tu eres el
controlador de tráfico aéreo de ese aeropuerto. Debes decidir que pensamientos
dejas aterrizar y cuáles dejas ir.
¿Quieres ser
feliz mañana? Deja que los pensamientos de felicidad aterricen hoy. ¿Quieres
ser miserable mañana? Deja que los pensamientos de culpa, preocupación y temor
aterricen hoy.
Estar sanos de
la ansiedad requiere pensamientos saludables. En realidad, tu desafío no es el
desafio en sí; tu desafio es la forma que piensas acerca del desafío.
De la misma
manera, tu problema no es tu problema en sí; la forma en que ves el problema,
es tu problema. Satanás conoce esto, por eso está buscando siempre sembrar
mentiras en tus pensamientos. Él quiere influenciar la forma en que percibes
tus batallas o incertidumbres. Pero recuerda que él no es quien manda en tu
mente.
Además, tienes
un poder que él no puede derrotar, tienes a Dios a tu lado. Cuando la ansiedad
amenaza con oprimir tu corazón, simplemente puedes llamar a Dios.
Esto le impone
ataduras al culpable y las presenta delante de aquél que tiene la autoridad.
Esto les niega a las preocupaciones y a los temores una plataforma de
influencia en tus pensamientos a la que vez que confias en tu Padre.
Por supuesto,
decirlo y hacerlo son dos cosas diferentes. Puedes querer decidir que hoy
pensarás solo en cosas que son verdaderas, honorables y justas, aún si eso te
cuesta. Pero ¿quién puede en verdad hacer esto?
Hay una manera
más simple: sólo aférrate a Cristo. Permanece en Él. Búscale como tu fuente de
fortaleza y a quien tus pensamientos necesitan obedecer. Lee la palabra de
Dios. Escucha sermones. Adóralo. Pon de lado las distraciones y dedica un
tiempo para Él. Entiende que, si algo bueno sucede en tu vida, será por medio
de Él.
La función
primordial de los discípulos es aferrarse a Jesús. Y cuando lo haces, llenas tu
mente con la verdad de dios. Desarmas al enemigo y mantienes alejada la
ansiedad. Recibes la verdad de Dios. Y esa verdad te hace libre: libre de
temor, libre de pavor y por supuesto libre de ansiedad.
Tener ansiedad
solo significa que eres humano. No quiere decir que eres emocionalmente
subdesarrollado, estúpido, estás poseído o eres un fracaso. No significa que
tus padres te fallaron, o viceversa. Y, esto es importante, no significa que no
eres cristiano.
Sí, aun los
cristianos batallan con la ansiedad. Jesús mismo lo hizo en el jardín de
Getsemaní. Pero Él no permaneció en la ansiedad. Ni tampoco debes hacerlo tú.
Un nuevo día te
espera. Una nueva temporada en la que te preocuparás menos y cnfiarás más. Una
temporada con poco temor y mucha fe. ¿Te puedes imaginar una vida en que estés
ansiosos por nada?
Dios puede. Y,
con su ayuda, lo experimentarás.
Responde:
¿Cómo tu entendimiento
de la soberanía de Dios sobre tus problemas te ayudará a mantener tus
pensamientos enfocados en cosas buenas?
¿Qué significa
para ti fijar tu mirada en Jesús? ¿Cómo hacer esto te ayudará a mantener tus
pensamientos cautivos y obedientes a Cristo?
¿Qué estrategia
tomarás la próxima vez que la ansiedad trate de dominar tu corazón y tu mente?
“Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad.” – Filipenses 4:8
“Derribando argumentos y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. – II Corintios 10:5
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