segunda-feira, 2 de outubro de 2017

Devocional: En la Cárcel de Corazón


Hola!

Este es un studio devocional de la aplicación Bíblia Online. Destaca la historia de Jonás. 

Quiero recordarte que muchas veces nosotros ponemos la culpa de nuestros errores en otras cosas o personas sín darnos cuenta de que todo empeza en nuestra mente o corazón, no hay que buscar otro responsable por tus actitudes o lo que tu escoge. Y por final, Jonás asume su pecado como causa de la tormenta sobre el nave en que estube y pide a los compañeros que lo echen para el mar. Lo demás está descibido en su libro, Jonás.

Que Dios nos ayude a mirar en exacto para todo que hacemos de errores y tengamos coragen para asumir, con arrepentimiento sincero de corazón. Perdoname, Senor. Si hay para mí una segunda oportunidad, que yo no le perca más una vez. Gracias doy.


“En la cárcel de corazón”

Si alguien podía sentirse maltratado por la vida y las circunstancias, ese debió ser Jonás. Si alguen podía llorar el peso de los problemas era él. Si alguen podía creerse lejos de 
Dios, ese era Jonás. ¿Qué hubieras hecho en su lugar? Muchos dejamos de asistir a la igreja, otros culpamos a Dios por las extrañas cosas que nos han pasado. Argumentamos: 
“¿Cómo puedo seguirte Señor bajo circunstancias tan duras:”

A menudo los hijos de Dios encontramos encontramos em las circunstancias la razón para no vivir una Amistad profunda con Él. “Mi trabajo es terrible”, “El ambiente de mi barrio no me lo permite”, “Si usted viviera en mi casa sabría por qué es tan difícil tener comunión con Dios”.

Estas y algunas otras son las excusas que ponemos para intentar evitar el compromiso de amor hacia Dios. Tu jefe gruñón, tu esposo inconverso o tu hijo rebelde no son el problema. Tampoco lo son la rutina esclavizante del hogar y los niños. No es tu familia ni tu cultura. Tales cosas perecieran ser cárceles, pero el muro que hay entre tu Padre celestial y tú no lo constituyen los ladrillos del lugar, el tiempo y el espacio.

¿Te sientes acorralado por alguna situación? ¿Estás preguntándole al Señor el porqué de las limitaciones? ¿Estás orando: “¡Señor, sácame de aquí!” ¿Dónde estás? ¿Por qué no cambias las cosas?” Entonces te encuentras en la misma situación que Jonás y yo debimos atravesar: el puente de la confrontación.

El ser humano necesita la confrontación para descubrir lo que hay en su corazón. Una vez descubierto su secreto tiene la opción de endurecerse o quebrarse, si escoge lo segundo encontrará la libertación del alma.

El profeta se ofrece a Dios nuevamente y en su oración de consagración afrma: “Pagaré lo que prometi”.

¿Qué promete un profeta? Promete decir lo que Dios le diga, hacer lo que Él le indique e ir adónde quier que le envíen. 
   
Es allí, en ese lugar de consagración, que el hombre encuentra a Dios y halla su paz. Cuando el capítulo dos del libro de Jonás comienza, la historia se repite como si el primer capítulo no hubiese existitdo. Con la salvedad de que en esta ocasión Jonás corre en la dirección correcta… sigue el dedo de Dios. 




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